Dulce luna de nácar,
escarcha fría de mi cielo.
¡Oh luna, lunera!,
blanca plata sobre negro,
de luna pintado, cascabelera,
de noches de boda
y miel de tus cuentos.
¡Oh luna, lunera!,
fanal de mis lamentos,
guía de mis naves,
de mis barcos y mis vientos.
Luna, musa y canción.
Luna, sueño y anhelo.
¡Oh luna, lunera!,
nana de fiel caramelo.
La luna reina de nuestros sueños y de los más inconfesables secretos, siempre inspirándonos, y siempre escuchándo nuestra alma. Precioso primo. Un abrazo.
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Gracias prima. La verdad que la luna siempre inspira, tiene algo mágico que atrae. Un abrazo y me alegro que te haya gustado
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