Como cada noche esperaba
la llamada de su libertad,
como cada noche seguía esperándola.
Decía haber vivido todo lo que la vida
había querido que viviera.
Decía que no tenía miedo de marchar
donde nacen las estrellas.
Como cada noche esperaba
el viaje eterno al más allá,
como cada noche seguía esperando.
Decía haber cumplido todo lo que los años
habían querido que cumpliera,
decía que ya no tenía memoria de más
para poder recordar.
Decía que su legado ya había pasado
y que su futuro era alargarlo sin necesidad.
Decía aquel hombre sabio
que supo saber querer
y que quiso lo que quería.
Como cada noche esperaba
el turno de su partida,
como cada noche seguía esperando
a que la vida se lo llevara de la vida.
Y aquella noche llegó,
el viento se lo llevó a su norte,
mientras dormía,
apagando su luz en la tierra
y encendiéndola junto a la sombra
de aquella luna llena.
Por: Raúl Zambrano (España)
deunalmaotra.es
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Precioso relato
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