Ella

Ella, amaba la vida, la amaba más de lo que nadie llegó a amarla a ella, hasta que llegó él… hasta que llegó esa sonrisa en mitad de la tempestad que hizo que sus miedos se esfumaran. Él, la única persona capaz de entenderla y comprenderla, de reírse con ella, de secar sus lágrimas haciendo el tonto y de abrazarla como nadie lo había hecho años atrás. Ella, tenía los ojos más preciosos que el mundo había visto. Por eso él, se propuso que nunca los vería llorar, que nunca permitiría que la única persona que había llegado tan lejos, estuviera triste. El mundo no lo permitiría, él tampoco.

Ellos dos, eran como la noche y el día, no se compenetraban para nada, ella era una patosa y él, él era con lo que siempre había soñado ella. Incluso el universo no se podía comparar a ellos. La timidez de ella, barrera en casi todo, cerró puertas, puertas que él sabía que tarde o temprano derribaría, le daba igual esperar, si tras las puerta se encontraba esa sonrisa. Ella, cerrada con sus sentimientos, sabía amar, sabía amar de una manera que nadie conocía, en silencio. Su amor hacía él era hermoso, hermoso como la noche y el día, pero no sabía cómo demostrárselo. Lo que sentía dentro de ella era precioso, precioso como él. Pero algo la reprimía a sacarlo a luz. Seguía teniendo miedo de que le volvieran hacer daño, aunque de sobra sabía que con él eso no pasaría. Ella luchaba y luchaba por sacar a luz las flores que tenía dentro, con tal de esconder las flores rotas que en el exterior parecían marchitar. Porque estaba enamorada, y quería demostrarlo al mundo entero, porque aunque no supiera cómo hacérselo ver, ella lo sabía. Porque podía estar horas y horas desaparecida, podía olvidarse de mandarle una foto con la ropa que llevaba ese día o de decirle que le quería, pero nunca se olvidaba de él. Su imperfección, hacía que él la amara más, pero ella quería con todas sus fuerzas demostrárselo. Pero algo la ataba, hasta aquella noche, la noche donde los dos brillaron más que la luna. Él pensaba que ella no le contaba las cosas, que estaba mal, que algo la inquietaba… pero lo que él no sabía es que la distancia la estaba matando poco a poco, su carrera la deprimía y no sabía qué hacer con su vida, estudiaba cosas que a veces no le llenaban. Ella miraba a su alrededor y notaba que no encajaba en esa sociedad donde había nacido, notaba que sus sueños se iban marchitando. Sin embargo, con él, con él era como si el universo girara a su alrededor. Él, fue el primero que la miraba sin juzgarla. Le sonreía cada vez que se tropezaba, aunque ella se enfadara. Ella pensaba que lo hacía todo mal, que no demostrar sus sentimiento estropearía todo. Pero, la paciencia de él fue milagrosa, daba igual cuanto tiempo duraran sus idas y venidas o que no demostrara lo que sentía. Porque cuando él la miraba, sus ojos eran el mayor universo que había creado la historia.

Ella sabía jugar bien sus cartas, sabía cómo hacerle feliz y sabía que ella sería feliz si él lo estaba. Y era feliz, porque cuando hablaba con él, su mundo se desvanecía, sus preocupaciones se esfumaban y su versión más real resurgía.

“Nunca sabré cómo hacer las cosas, pero nunca olvidaré cómo amarte.”

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4 respuestas a “Ella”

  1. Hermoso! Me encantó! !!! Me familiarice bastante!

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  2. Avatar de José Carlos Mena
    José Carlos Mena

    Muy bonito. Saludos

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  3. De lo mejor. Me gusto mucho,

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