Te extraño. Claro que sí.
Pero estoy acostumbrada a extrañarte,
a desear lo mejor para ti, a verte feliz.
Claro que estoy bien. Me alegra
amarte a solas, porque no necesito
que me quieras para alegrarme.
Te cuento que mis flores de cera aún no
han marchitado. Tan melifluas
desde aquel momento.
Me inspiran, me motivan.
Mis flores de porcelana no me abandonarán.
Me acompañarán cuando el sol
se encuentre con la luna dos veces
bajo el cielo de Alemania,
cuando las estrellas bailen al son
de la canción de la Costa Amalfitana,
cuando nos encontremos de nuevo.
Mis flores son infinitas,
suaves, y bonitas
en mi jardín sacrosanto.
Las amo porque ya son parte de mí.
Claro que deseo lo mejor para ti.
Te mando una flor.
Espero la cuides,
porque te llevas mucho de mí en la maleta.
Mis versos, mis creencias,
mis malos hábitos, mis pensamientos,
mis lágrimas, mi alma.
Cuidado en el camino, que llevas mucho
mío contigo.
Hasta pronto, mi cielo.
Por: Mabel Rosales (Honduras)
asunamrghn.wordpress.com
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