Ni se te ocurra llamarme escritor. Ahora todo el mundo escribe.
Aunque no como antes. Yo antes inventaba historias. ¿Te acuerdas? Locas fantasías que te hacía leer en pequeñas dosis.
Hasta que un día comprendí que las cosas más fantásticas no son ocurrencia mía. Ni de nadie. Tienen el sello de lo salvaje —quizá de lo divino—, y nacen de repente, del vientre de la más monótona realidad. Solo hay que estar ahí en el momento justo, y atraparlas enseguida.
Por eso vengo aquí cada día y ocupo un banco de esta plaza suburbana. Llevo mi hambrienta libreta y el bolígrafo más veloz, mi anzuelo hundido en lo cotidiano, esperando que algo insólito estalle en medio de la realidad.
Pero hoy… nada.
Solo esos viejos, los de siempre, sentados al otro lado de la plaza. Y esa gente que entra y sale del mercado. Un chico moreno que descarga cajas de fruta de una furgoneta. Una mujer que habla por teléfono y empuja un carrito de bebé. Y esa señora en un tercer piso, regando sus macetas…
Nada.
Pero he de seguir aquí, alerta. De un momento a otro este microverso escupirá lo que quiero y debo ser el primero en escribir. El más rápido con la libreta. Porque…
…ahora todo el mundo escribe. ¿Queda ya algún lector? Y sé de sobra que esos viejos con ojos de espinas llevan trozos de papel escondidos y lápices muy bien afilados. Sé que esos del mercado miran como lagartos, hacia los rincones del tiempo. Y, no te engañes, esa chica del carrito finge que habla por su móvil, listo para fotografiar o grabar, si hiciera falta.
Pero fíjate, el chico que descarga cajas ya ha desenfundado, por si acaso, y hace como que apunta algo relativo a sus frutas en ese cuaderno. Pero no. Acecha.
Y la señora del tercer piso…
Alcanzo a ver su bolígrafo transparente, destapado y encajado en su oreja. Todos tienen un blog. Todos son pescadores.
Sus dientes rechinan. Siento sus anzuelos hundidos en la realidad. ¿Seré más rápido que ellos esta vez? Se acerca la batalla. Tiemblo.
Menos mal que hoy no pasa nada fuera de lo normal.
Letras & Poesía 
Deja un comentario