Con diecisiete, Inés iba dejando atrás la adolescente para hacerse mujercita. Además, ella no quería ser la novia en secreto, no, señor. Quería mostrar a su novio. Ir con él a cualquier lado. Presentarlo a su familia, allá en el pueblo. ¿Cómo hacían? La nena menor de edad, ennoviada con alguien de… ¿cuánto?
—A ver, vos no tenés cara de tan grande, ni siquiera una arruguita, tenés rasgos de chiquilín y todo, pasás por menos. Veintitrés está bien. Mis padres se llevan ocho años. No van a decir nada.
Gofi quedó rojo de vergüenza ajena, ¡mentirles la edad del novio a sus propios padres!
—Por favor, no hagas eso, te lo pido, antes prefiero que me echen.
—No, a vos nadie te va a echar, dejámelo a mí. Capaz que ni tengo que decir nada. Tranquilo. Manso.
Dos intensos meses después de aquel primer beso, a Inés se le ocurrió la ocasión inmejorable para presentar a Godofredo en su casa. Y la hizo completa. No fue un aburrido domingo en familia, no. Había que evitar los interrogatorios, mostrar todo como algo consumado, sin vuelta atrás. Fue apenas unas horas antes de que todos fuesen al casamiento de su tía Evelyn. Todas las mujeres de la familia preocupadísimas con el maquillaje, el peinado, la ropa, los zapatos, todo. La casa era un lío, llena de parientes que habían venido por el día. Los dos baños llenos de toallas, petacas de maquillaje y lápices labiales. ¡Justo hoy se le ocurre a la nena traer al novio! Ella siempre termina haciendo lo que quiere, esta chiquilina y sus ideas. Pobre muchacho, no tiene la culpa. ¡Y miren qué cara de enamorado que tiene! Los ojitos lo regalan. Nunca debe de haber tenido novia, pobre. Inés lo lleva de la correa.
Gofi lucía jovencísimo y elegante en su traje azul nuevo. Inés se vistió y maquilló para parecer de mucho más de veinte. Todos los parientes, amigos y allegados quedaron impactados con la nena y el novio, fueron la atracción de la fiesta, parecía que eran ellos los que se casaban.
Extracto de Amigos orientales, disponible en Amazon y librerías de Uruguay.
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