En el fondo tú sabes la verdad
pero te dejas llevar por la mentira
que te encuentras día a día
con amigos en el bar,
haciendo cola en la pescadería,
comprando una barra de pan
o escuchando las noticias.
En el fondo tú sabes que algo va mal,
aunque la gente sonría por las redes sociales,
aunque la alegría parezca inundar las calles,
aunque toneladas de mentiras se conviertan en verdades,
en el fondo tú sabes que algo no termina de encajar.
En el fondo todos queremos vivir en paz,
que nadie nos moleste, alcanzar la felicidad,
cueste lo que cueste.
Entonces…
¿Qué sentido tienen las guerras,
la violencia en las calles, los avances nucleares
para destruir ciudades enteras,
los altares donde se reza a dioses de pega,
las monedas sin valor que tu alma envenenan,
el miedo que te azota, el dolor por lo incierto,
la falta de sustento en este preciso momento
en que todo sobra, en que todo se vende al mejor postor,
en que estar feliz a todas horas se ha puesto de moda?
En el fondo sabemos que algo no cuadra,
en este mundo donde los memos campan a sus anchas,
donde los necios con corbata reparten dividendos
a sus amigotes de la banca mientras el pueblo
apenas prueba sus migajas.
En el fondo tememos saltar sin arnés,
no vaya a ser que el arnés quiebre,
mejor ser cigarra que liebre,
mejor reposar que correr.
Mejor que nos encierren en la cárcel del placer,
mejor que nos libren de buscar nuestro porqué,
no vaya a ser que veamos lo que no queremos ver.
En el fondo sabemos que merecemos lo mejor,
que somos seres eternos con un universo interior.
En el fondo somos energía pura,
que perdura en el tiempo.
En el fondo no existen dudas ni miedos,
por eso éste es el momento, actúa,
siente el viento, seca la lluvia que moja tus anhelos,
bebe de tus ancestros, deja que la luna
ilumine tu cuerpo en la noche de los tiempos.
En el fondo, todo esto ya lo sabemos…
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