Fin de la guerra

Tu risa no romperá más el silencio;
ni tus ojos descubrirán este mundo.
La metralla, fría, desvió tu rumbo;
te desahució de este inmenso Universo.

Nuestro vacío se quedó sin remedio
ahora que tu presencia es humo;
ya no somos tres, solo somos uno y uno;
y mi corazón, únicamente es hueso.

En el aire vibra sonora tu ausencia,
nuestra rabia contenida entre estos muros;
las marcas de una historia disecada.

Sin querer, queriendo, tu recuerdo regresa;
el verano se entristece, más oscuro.
El pueblo celebra que terminó la batalla.

¿Acaso tu risa volverá a nuestra casa?

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6 respuestas a “Fin de la guerra”

  1. Es casi lo más duro de una ausencia, que su risa no vuelva a romper los silencios.

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    1. Si. Los silencios se vuelven fríos, invierno. Gracias por comentar 🙂

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    1. 🙂 ^.^

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  2. Me encanta este poema, es magnífico. Cuestionar así lo fuertes que somos es divino. ¿Seremos tan fuertes para no caer en la tentación y hacerlo reír? Sólo el ser moral recluirá al malvado con barrotes de miedo y una condena infinita de depresión al perdonarlo. Demos nuestro perdón, no caigamos en su tentación, no lo hagamos reír, no habrá guerra, y no acabaremos siendo como él. Una victoria guerrera es una derrota para el bien.

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    1. Comparto totalmente tu opinión. El perdón es el peor castigo pero, sobre todo, la mejor liberación y la única curación. Intentar practicarlo en el día a día es intentar trascender y ayudar a la elevación del mundo. Pero también es verdad que, afortunadamente, la mayoría de nosotros no tenemos que enfrentarnos a los perdones más dolorosos. Eso no quita que tengamos que hacer nuestro esfuerzo en nuestros odios particulares.

      ¡Muchas gracias por tu comentario! Un saludo 🙂

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