Sentado frente al mar

Hay un océano frente a mí

y un espacio de silencio

horadado por su balanceo.

Hay una plenitud de lunas

y de estrellas.

Hay un invierno latente

en el fondo de mi alma,

una soledad hiriente y perfumada

de ausencias indeseadas.

¡Son tantas las ausencias!

¡Y cómo duelen en el fondo del alma,

y la perforan, a martillazos!

Ni están los que estuvieron,

ni están los que pudieran haber estado.

Solo estoy yo, frente a un mar inmenso,

poblado de azules, y de verdes,

salpicado de espumas que cabalgan las olas.

Hay otro mar, aún más inmenso,

donde todo está por descubrir aún:

el mar de la consciencia, ese “algo” tan infinito,

y, tan tenebroso, al mismo tiempo.

Ese saberse infinitamente ínfimo,

o infinitamente gigante.

¡Qué vértigo, penetrar en ese mundo,

advertir que quisimos ser libres,

y nos hicimos esclavos,

no solo de los demás,

sino de nosotros mismos!

 

Una respuesta a “Sentado frente al mar”

  1. Muy bello, me encanta.
    Enhorabuena!!

    Le gusta a 1 persona

Deja un comentario

Este sitio utiliza Akismet para reducir el spam. Conoce cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Entradas relacionadas