Ya me cansé de penas,
de hacer zapping en cadenas
que no me aportan nada.
Voy a tirar mi tele
a donde realmente pertenece:
la basura.
Viviré ignorante
de las mentiras que cuentan,
me convertiré en el caminante
que observa la luna.
Respiraré el oxígeno
contaminado de la ciudad,
sólo un poco,
mientras me acerco a las afueras.
Seré el ermitaño
que siempre quise ser
y nunca me atreví,
porque creí que era cosa de arcaicos.
Mas ahora puedo ver,
con claridad,
que estaba equivocado.
Correré desnudo por la playa,
sentiré la brisa del mar
acariciar mi piel,
quemada por los rayos mortíferos
de este mundo criminal.
Seré consciente de lo efímero de mi ser,
vaya donde vaya,
y me dará igual.
Me importará un pimiento
todo lo que no sea real,
no habrá más variables a evaluar,
sólo puro sentimiento.
No habrá metas a las que llegar,
ni objetivos que cumplir
para los que no me importan
en realidad.
Mi objetivo: VIVIR,
sin más ni más.
No buscaré nada especial,
quizás a ti,
quizás a alguien singular,
no lo sé,
ni lo sabré jamás.
“Be water, my friend”,
como Bruce Lee dijo una vez.
Eso quiero ser,
eso seré,
seré el agua que se adapta,
a cualquier forma y lugar,
que no engaña,
que es transparente,
tan vital para la gente,
tan obviada.
Por eso voy a desconectar de todo,
del mundo, de ti, de mí.
Me desharé de las cadenas
que me enlazan sin tregua
a la vereda
de señales luminosas,
que me indican por dónde ir,
como si fuera un pelele…
Por eso apago la tele
antes de irme a VIVIR.
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