Es el susurro del viento
el que trae tu nombre despacio,
en el runrún inquieto
que se mueve en el escenario,
en el sonido errante
de las musas sin espacio,
en el cuento de la noche,
en la caricia sin pecado,
y en el cuchicheo sibilante
que descansa en tu costado.
Es el murmullo que invade,
la estación de mis quebrantos,
en aquel tren sin retorno,
que se aleja de tus encantos.
Es el bulo que se agranda,
es la historia del pasado,
es cruel patraña inventada,
y un chisme malhumorado.
Pues siempre me busca en las sombras,
y quiere anidar en tus labios,
en ese cotilleo perpetuo,
que recita versos anestesiado.
Y siempre la misma música,
hablilla sutil en el tejado,
bisbiseo constante en la gente,
lío que recorre el mercado,
simplemente es ruido,
un rumor no deseado.
Preciosa
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Gracias, me alegro que te haya gustado. Un cordial saludo
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Siii
Abrazo
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Hermoso!
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Gracias Belita, me alegro que te haya gustado. Un cordial saludo y feliz día
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Saludos y buen jueves para ti!
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Una forma preciosa de describir esos murmullos, exquisito el continente y el contenido. Gracias por compartirlo primo. Besos.
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Gracias prima, de verdad me alegro que te guste. Besos
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Hola José Carlos.
Precioso poema, como siempre. Una delicia…
Un abrazo.
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Gracias amiga Mercedes, me alegro que te haya gustado. Un abrazo
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Siempre es un placer leerte! Lindo abordaje algo tan complicado y nocivo…
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Gracias Mai, igualmente te digo. Me alegro que te haya gustado este poema sobre esos cuchicheos que pululan en el ambiente. Un abrazo
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