Aún sigo pensando en tu incómoda postura
de creer que el mundo es una droga diaria
y que eso de estar en las nubes
es el primer síntoma del amor.
Aún sigo admirando tu línea de meta,
tu acantilado en el revólver
y esa manía que tenías de disparar con mala puntería
para no dañarme.
Aunque en realidad ya estabas disparando.
Aún recuerdo todas aquellas páginas manchadas de recuerdos,
el baúl en la esquina llenándose de polvo y mi única ira
y todas aquellas cosas que pensábamos que nunca se iban a cumplir
y sin embargo ahora son nuestro epílogo.
Perdóname,
por ser tan ilusa de preferir quererme
y por alejarme de ti aún sabiendo que te quería.
Hay momentos en los que amas a destajo
y no ves
que te están deshojando.
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