Aquí estoy
escuchando las canciones
que escuchaba de pequeño,
cuando la soga no ahoga
cuando todo el mundo es bueno.
Aquí estoy
recordando emociones
casi olvidadas por los años,
cantando por lo bajo
melodías sencillas
que penetran tan adentro.
Aquí estoy ahora,
en mi burbuja del tiempo,
vuelvo a ser el niño que explora
la vida como un juego,
pasado de moda, pasando de modas
si la moda separa los cuerpos.
Aquí estoy
en la casa de mis ancestros,
respirando melodías
que provocan recuerdos,
me transportan a aquellos días
donde había nata en la leche,
donde la tele era tele
abriendo el libro gordo de petete,
cuando los coches eran fantásticos
y los robots gigantes,
cuando las abejas volaban elegantes
y los padres se comportaban como padres.
Aquí estoy
y allí a la vez,
en la máquina de los sueños
he entrado y el tiempo se ha parado,
donde la música alegra el alma,
donde niños juegan sin miedo
sobre las aceras mojadas,
deseando volver a casa
para cenar comida sana
y ver, con asco,
a la mala de V engullir ratas.
Allí estoy de nuevo
jugando con la peonza,
o mirando a las niñas
saltando a la comba,
en un mundo donde las redes
se usaban para pescar,
donde lo desigual no era tan igual,
donde las miradas eran limpias,
limpias de pantallas de cristal.
Sigo en mi máquina del tiempo
en un tiempo donde
las voces eran claras,
donde los cantantes cantaban,
donde la palabra postureo
no significaba nada,
donde los valores se valoraban,
donde las guerras no se televisaban
y los muertos no hacían caja.
Un tiempo donde
los grandes amigos
eran tu gran hermano,
donde los vecinos prestaban patatas
o, tal vez, una cabeza de ajo.
Aquí estoy
buscando el presente
en un pasado ausente,
buscando aprender a ser
buscando ser como aquel
que ya no vuelve,
pero aún está.
Aquí estoy
contento con la vida que viví,
dispuesto a no olvidar,
dispuesto a seguir mi camino,
dispuesto a sentirme contigo
todo lo que sentí.
Allí estuve.
…
Estoy aquí.
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