¿Recuerda? Aquel día,
estuvimos ahí,
en el abrazo de dos almas
que con infinita ternura
se miran, se besan y sonríen.
Y lo supe,
—la poesía es un lugar—.
Y aquellas tantas veces, ¿recuerda?
Le hacía el amor a mi cuerpo pretendiendo ser inolvidable
y en su deseo de traspasar mi historia le hizo el amor a mi alma y se volvió eterno, eso es hacer poesía.
Y lo supe,
—el paraíso es una persona—.
Tal vez usted no lo recuerde,
pero yo le vi mirarme
como queriendo guardarme en su alma, mientras apretando mi mano retrasaba la despedida y, créanme señores, eso es poesía.
Y entonces lo supe,
—el infierno es una ausencia—.
Ya no estaba usted como para recordarlo, pero he lanzado letras; versos fúricos que gritan incitando a mis ojos a competir con la lluvia que también llora ausencias tras el cristal, y me he agarrado fuerte del corazón, subida en el lomo desnudo de mis desbocados versos, repitiéndome con fe que si el olvido nos da una mano, del infierno también se sale.
Y lo supe,
asesinar al amor con olvido
también es poesía, en defensa propia.
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