Tú esperabas
que yo fuese la diosa de tus panteones,
la Afrodita dispuesta de puertas adentro,
la Artemisa más virgen,
para ti solamente.
Tú esperabas
de mi cuerpo desnudo servirte y ahogarte,
atiborrar de encuentros carnales tu sexo,
en mi vientre consagrarte
y darte media vuelta.
Tú esperabas
que bailara tus aguas que están estancadas,
que no preguntara en la lucha de fieras,
que limpiara la sangre en la arena
y mi voz no se alzara.
Tú esperabas…
sin saber que tus ninfas te sacan los dientes,
que aliadas somos gorgonas y hermanas,
que vencen sus miedos y luchan
sin despeinar sus serpientes.
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