Morirá el hielo
y esparciremos sus cenizas
sobre nuestros labios
resquebrajados,
heridos por la sed.
Llegará el deshielo
con su fiesta
de charcos y brotes.
Nadaré en tu agua entonces
y me tenderás
tu cielo para volar.
Caminaré descalza
sobre la mullida calidez
de tu arena.
Morirá tu ausencia
y brindaremos
con licor de besos
apurando las gotas de las gotas.
El hielo se irá
llevándose el frío
que muerde
mis huesos entumecidos.
Arropará tu alma desnuda
mi piel erizada.
Porque morirá el hielo
abrasado entre tus llamas,
morirá en mi estío
la gélida espera
a manos de tu sol.
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