Y entonces lo vi, nos miramos y fue como si nos encontráramos después de tanto tiempo, nuestras respiraciones se sincronizaron, nuestros corazones por fin latieron al unísono de nuevo, fue mágico, fue perfecto.
Podías vernos caminando como en ‘slow motion’; si te acercabas lo suficiente, podías escuchar una balada romántica de fondo, nuestras miradas destellaban pasión, nuestras almas danzaban sobre nuestras cabezas enamoradas, fue uno de esos encuentros que se festejan eternamente.
Los planetas se alinearon por este amor, las estrellas refulgían y explotaban de placer, tanto, que con la fuerza que expedían, desviaron la vía láctea y algunos meteoritos se dirigieron directos a nuestra tierra; la carga magnética se invirtió, los polos de derretían, y las mareas comenzaron a subir amenazando con romper las costas, los vientos tomaron tanta fuerza que se convirtieron en peligrosos huracanes que destruían todo a su paso, las sequías alcanzaron los bosques y el calor acechante comenzó incendios incontrolables, en el otro extremo del planeta no dejaba de nevar, las temperaturas se fueron tan abajo del termómetro que este ya ni siquiera las registraba.
Así era nuestro amor, amé y me amaron tanto, con tanta fuerza, con tanta pasión, que lo tuve que arruinar, para salvar el equilibrio del universo.
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