No paro de decirlo,
pero desde que amanece
y aunque anochezca,
todavía nos queda.
Poquísimos minutos
o un puñado de años;
me pongo a imaginar
las posibilidades.
Los conciertos de J
donde no nos vimos,
la discordancia,
los trayectos citadinos.
Fueron necesarios
los kilómetros
y los besos
que no nos dimos.
En alguna otra vida,
te conocí en el viento,
en un largo tren
o en el desierto.
Nos ponemos a hilar
el tiempo y los sucesos
para crearnos una historia
de dos aves libres.
Sabes que me emociona
estar por acá,
pasar a tu costado
y juntos irnos volando.
Se forma un nuevo sentir
y no parece desconocido,
como un rostro
que nunca se fue.
Cuando me miras,
un rayo me atraviesa,
y sigo pensando
que aún nos queda.
Deja un comentario