Un poquito de poesía para las noches vacías,
para las noches de invierno,
¡o hasta de verano!,
En la desnudez que el calor provoca,
en esta o en la otra parte del mundo,
viendo la noche y el día a la misma hora,
los ojos del humano,
que se cree diferente al otro,
que se piensa solo.
El niño latinoamericano que llora,
que despierta a la mañana,
temprano para trabajar con su padre,
para labrar su tierra,
para curar sus cultivos de la mala plaga.
La niña africana asada y muerta de hambre,
con sus huesos a buen notar,
su color oscuro como el de la tierra, su madre.
La pequeña asiática que a los tres años es una maestra del piano,
que aprende a escribir temprano y a moverse rápido,
que su ciudad no duerme, que se mantiene viva,
pero en agonía,
agobiada de cansancio.
El joven americano que despierta tarde,
que le sirven el desayuno y contesta a sus padres,
que quiere volar con alas regaladas,
que no servirá para nada cuando sea grande,
porque la cuna de oro no da para aprender,
porque los golpes no le enseñaron lo que es querer,
a su tierra,
a su madre,
siquiera mirar el cielo con orgullo,
porque ese humo de ciudad ennegreciendo las nubes,
ennegrecen también la cabeza del nato cobarde.
Piel negra, manos vacías,
ojos rasgados, reloj vacío,
cabellos rubios, cerebro vacío,
cuero de indio, suelo surtido.
No es la raza lo que nos hace diferentes,
no es el suelo el que nos hace diferentes,
es el pensar siquiera que el mundo puede ser diferente,
como los soñadores locos que quieren cambiarlo,
como los niños inocentes de pensamientos blancos.
Poesía, para las mentes vacías,
para esas que no creen en el futuro,
para esas que perdieron la fe con la excusa de que se la hicieron perder.
Un poquito de poesía, que no les va a llenar las manos, el reloj o la cabeza,
pero que no variará sus tierras como lo hace el gobierno o las guerrillas.
Poesía que te encariña con la vida,
diciendo que hay algo más que te da refugio,
poesía que no son las letras,
sino el hacerte sentir, hacerte pensar, hacerte retomar.
Un poquito de poesía para las vidas vacías,
para llenarles aunque sea el rincón de la duda,
para que desempolven la auto cuestión.
Poesía verde como las hojas del campo,
amarilla como la arena del desierto,
azul como las aguas de la mar,
poesía de colores como el aura.
Poesía oriental, mestiza, mulata y gitana.
Poesía negra, blanca, india, y zamba.
Joselyn Revelo
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