A tantos metros de altura y con solo un color a mi alrededor, encuentro en mi interior la tranquilidad que va dejando de a poco lo irrecuperable, bebiendo de un último verano que parecía improbable.
Si extraño la ciudad será porque él está en ella, andando a paso ligero, tomando calles y avenidas, apropiándose de las tardes y haciendo de las suyas.
Y como si fuera poco tenerlo a un lado mío, encuentro en su mirada transparente a un amigo, a un camarada, a un amor.
Todo esto viene de saber que nada es para siempre, pero que la nada se expande y envuelve a dos que se quieren libres, a dos que suman y restan hasta lo imposible por una noche más llena de caricias.
Así que, extendámonos como el ancho cielo, y veamos qué es lo que sucede cuando el amor resulte ser el vencedor.
¡Viva la Vida! Atrevámonos a sentirla, a beberlo hasta el fin del vaso.
Muy hermosa entrada.
Me gustaLe gusta a 2 personas
👍
Me gustaLe gusta a 2 personas