Ya había anochecido a media tarde de aquel cuatro de febrero. Un grupo de niños y niñas, vestidos de caseros y con los bastones engalanados a base de cintas tricolores y cascabeles, cantaba coplas a Santa Águeda. Al terminar su repertorio recibieron con gritos y aplausos bolsas de patatas, monedas y hasta un par de billetes.
Continuaron calle arriba, pero antes de llegar al caserío Amizte, cambiaron de acera y apretaron el paso, empujándose unos a otros. En esa casa vivía el «comeniños», el «ogro» o el «monstruo», según quien lo contara. En lo que sí coincidían todas las versiones era en que había que mantenerse lejos de él. Aunque no hiciera falta por el miedo que les daba, tenían prohibido pasar por delante de su puerta. Sobre todo la víspera de Santa Águeda, esa tarde siempre estaba vigilando. A veces les hacía señas y les llamaba desde la ventana. Un año incluso salió a la calle; los niños echaron a correr y consiguieron escapar. Por suerte el ogro estaba mayor y torpe.
El viejo Martín miraba por una de las ventanas de la planta alta del caserío Amizte, su hogar desde que nació. Abrió un poco la ventana para escuchar las coplas del coro infantil. Al rato les vio pasar por la acera de enfrente, apresurados. Tras perderlos de vista, bajó despacio las escaleras, con una mano en las lumbares y la mirada ausente. Se preguntaba si alguna vez, por fin, cantarían frente a su casa y podría darles la bolsa con gominolas y bollos que les preparaba cada año. Los llamaba desde la ventana y en una ocasión incluso salió a la calle y les gritó que tenía algo para ellos, pero siempre pasaban corriendo y no le oían. Qué pena, con la ilusión que le haría…
Pobre. Que penita da. Dan ganas de avisar a los niños para que canten en su puerta.
Bonita historia
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Le harían muy feliz, pero hay habladurías infundadas que lo evitan…
¡Muchas gracias! 🤗
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Muy bonita historia. En todos los pueblos hay personas que cargan con las habladurías… Ojalá fuéramos capaces de cambiar las opiniones heredadas! Un abrazo
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Es una pena, pero muchas veces pesa más lo que se dice que lo que se ve. Muchas gracias y un abrazo. 🙂
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