El laberinto de mi vida

Me propuse, ya hace un tiempo, a recorrer un laberinto desconocido. No le presté oídos al miedo, no volteé a pedir consejo a la razón, fui despojada de todo menos del corazón que ya estaba mucho más adelante que yo en ese enigmático lugar.

Al principio todo se me hacía extraño, el sonar de mis pasos, las viejas paredes, los infinitos caminos con sus ruidos peculiares y las mil y una historias que yacían sueltas por ahí. Caminaba sin rumbo fijo, buscando lo que se le suele buscar al laberinto, un camino que te lleve hasta la salida. 

Poco a poco la hiedra pegada a las paredes me relató distintos sucesos de los que estaba compuesta. Me habló de llantos, de sonrisas, de personas que ya habían llegado allí y que no se molestaron en volver a pasar. Poco a poco me fui dando cuenta de que me encontraba en un sitio del que no quería salir, del que esperaba que hubiese salida para cualquiera menos para mí.

Me atraparon sus crónicas, el pasar de los años, sus risas, sus llantos, sus furias, y sobretodo la belleza añejada que ahí estaba guardada como un buen ron de La Hacienda. Me atraparon las palabras, los gestos, los climas. Me sedujo el dulce pasar de lo cotidiano, la hora que nunca cambió y dos secretos bien guardados, a la vista de cualquiera. 

No habían dado muchas vueltas las agujas del reloj cuando comprendí que perdida no me encontraba, que no tenía nada que buscar. Había hallado un lugar para vivir(lo), para sentir(lo), para crecer, para perderme y encontrarme otra vez. Había llegado al punto final de mi juego y resultó ser otro juego interminable, incomparable, inexplicable e increíble.

Dejé mi rastro en las paredes, el eco de mis risas y de mis lloraderas. Me hice parte de la hiedra, o ella se hizo parte de mí. Conocí nuevos escondites que nadie se tomó la molestia de encontrar, y me aprendí tan bien los caminos que ni con los ojos cerrados me podían engañar.

Me propuse seguir encontrando secretos, caminos nuevos, crear los míos, llenar de vida cada esquina, bailar, cantar, sentirme tan mía como de ese lugar. Extraño laberinto que sedujo mis ideas y me enseñó a comprender mas que a preguntar. 

El complemento de mi vida.

6 respuestas a “El laberinto de mi vida”

  1. Muy identificada. Me siento en búsqueda de mi propio camino ya con una carrera casi completa, y girar cuesta, asusta. Pero creo que me siento más llena en plena búsqueda que quedándome quieta. Así que giraré.

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    1. Que nada te detenga. ¡Gracias!

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  2. Reblogueó esto en P DE POETA.

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  3. Avatar de Jose Luis Del Riego
    Jose Luis Del Riego

    Solo hay un camino hacia el infinito y es el infinito sendero de tu huella pisando el camino buscando llegar….Josh.

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  4. Muy bello!

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