palabras afiladas
que marcaron sus historias en mi piel,
lienzo que fue inocente;
inocente e ignorante,
intentó dejar su huella en la tierra apergaminada,
aquella que rodeaba tu silueta,
esa que un día llegó a convertirse en el norte.
Dejó de serlo.
Ahora esta piel
es moldeable como la arena junto al mar;
sabe lo que es ser amada,
pues se refleja en ojos que la quieren,
que la cubren de besos de lluvia
y le devuelven el agua que una vez no pudo beber.



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