El lunes nos tomamos de la mano y cerramos los ojos escuchando «Imagine» de John Lennon, tumbados en la cama de un aparta-estudio en el centro de la ciudad. Las sábanas estaban teñidas de amor recién hecho, mezclado con sangría que habías preparado con manzanas, peras, jugosas naranjas y un vino tinto delicioso acompañado de poesía que para nosotros era todo un manjar. Entonces nos besamos y creímos juntos en la magia y en que las utopías podían hacerse realidad.
El martes fuimos a una isla encantada en busca de tesoros perdidos y encontramos nuestros sueños. Nadaste con delfines de todos los colores y yo te miraba sonriendo como el más feliz de los piratas. Luego te comiste una langosta que odiaba a la poesía y eso te hizo enfermar. Tuviste fiebre toda la noche, soñabas cosas extrañas, dijiste que me amabas y empezaste a delirar.
El miércoles visitamos un pueblo mágico. El piso de su plaza estaba hecho de piedras traídas de otro planeta por seres inimaginables. Nos llenamos las venas de cerveza y el alma de canciones, nos embriagamos de besos y nos burlamos de la realidad. Esa misma noche un perro ciego llegó a nuestra puerta buscando a su humano lazarillo. Tú te conmoviste tanto, tanto y tan de repente que saliste corriendo desnuda a darle un poco de nuestra cena, sin darte cuenta que una anciana que pasaba al verte como Dios te trajo al mundo, sonrió y se congeló. Al igual que un vigilante, cinco niños y trescientas personas más que a esa hora caminaban por ese corredor. Nos reímos como nunca, me pediste que fuéramos felices, te dije que te quería más que a nadie, te compré un vestido de mariposas y cuando te lo pusiste saliste a volar.
El jueves fuimos a una laguna sagrada de color verde turquesa la cual tenía poderes mágicos. Mágicos poderes con mágicas leyendas y sin que te dieras cuenta lancé una moneda al fondo de ella y le pedí como deseo casarnos en el mar.
El viernes almorzamos en tu restaurante favorito. Tomamos vino Cabernet. Le dimos de comer a los animales del zoológico. Estuvimos muy felices de estar juntos. Tú te olvidaste de todos los problemas y yo me olvide de mí mismo. Regresamos a la casa e hicimos el amor muy bien y muchas veces, como si el mundo se nos fuera a acabar.
El sábado alquilamos un balcón que tenía vista al océano, pero nosotros preferimos mirarnos a los ojos toda la noche mientras brindabamos por nuestras promesas. Luego salimos a caminar por calles llenas de historias pero ninguna era mejor que la nuestra y como las buenas historias también un día se tenía que terminar.
El domingo nos dimos cuenta que somos muy felices estando juntos y que la felicidad también duele como duele la distancia cuando amas de verdad. Nos dimos cuenta también que la magia del amor es la conquista y que es difícil conquistar lo conquistado, así que yo tomé un tren que me llevara a extrañarte lejos. Muy lejos y muy fuerte. Y tú te fuiste en un avión con hélices de girasoles que te llevaría a algún sitio mágico, lleno de todas las cosas que amamos y que nos hicieron felices, pero que estuviera cerca al mar.
*La imagen destacada es foto del lienzo pintado por mi querida amiga, poeta y artista @nuevopapel .
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