Las campanadas

Si voy o si vengo yo no lo sé
porque nada tiene este concepto que ver
con la relación espacio-tiempo.

Huí,
eso es lo único cierto,
pero si para curarme recibo alcohol y no besos

entonces, respóndeme:
¿tiene sentido
este tormento?

Que igual ocurre con la forma de educar a niños y perros;
has de premiar con amor en positivo
y no emitir continuo castigo

o, ¿acaso crees que comprenden
el golpe que reciben
tras su única intención de lamerte?

aunque una razón existiese
para que tú desempeñases tal acción,
no se halla justificación
para que te desvirtúes en dolor

pero, centrémonos;
estoy enamorada
porque me recibió como no esperaba:
con muchas flores y el sol en la cara.

Estoy enamorada
porque me besó como no esperaba:
sin una voz elevada
y mi mente algo más trabajada.

Estoy enamorada porque me acogió como no esperaba: con unas campanadas platerescas para anunciar mi llegada.

Estoy enamorada
y esto sí que no me lo esperaba:
lo estoy de mi ciudad dorada,
que es Salamanca.

7 respuestas a “Las campanadas”

  1. Muy bueno. Me gustó mucho. Tiene sonoridad, lo cual es muy concordante con el título. Y además me hizo meterme adentro 🙂

    Le gusta a 2 personas

    1. Muchísimas gracias por tu comentario

      Le gusta a 2 personas

  2. Qué original! Coincido con tu amor 💕

    Le gusta a 2 personas

    1. Muchísimas gracias. ¡Me alegra escuchar esto!

      Le gusta a 1 persona

  3. Muy buenas palabras, sigue así.

    Le gusta a 2 personas

Deja un comentario

Este sitio utiliza Akismet para reducir el spam. Conoce cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Entradas relacionadas