Desde acá, un musgo blanco cubre todo.
Como si una telaraña de vapor y espuma,
tapizara o tragara lo que mis ojos perciben.
Desde este ángulo, solo hay nube o polvo.
Las nubes, grandes volúmenes amorfos
de agua y energía, flotan rígidas sobre la vida,
sobre los guanacos unidos bajo un cactus,
o el puma agazapado a punto de ceñir su presa.
En las alturas, elevado, me siento un pájaro.
Aquel pájaro quizás, que utiliza sus sentidos,
agudizados, para encontrar su destino.
¿Cuál será, entonces, el sentir que me lleve a vos?
El olfato como la punta de lanza,
que guía cóndores, urubúes y otros que planean.
Tal vez sea la misma vara que le marca el rumbo
a las águilas y a los halcones. La vista.
Si me permitís, desde acá arriba te pienso,
de repente, excesivamente diminuta.
Creería que ahora cabes en una sola de mis manos.
Y más que mano, a esta altura, sería un ala.
Y te observaría acurrucada entre mis nudillos,
o acostada en mi palma extendida.
Y ya no me animaría a tocarte,
por miedo a doblegar tu fragilidad de pétalo.
No quiero atreverme
a pensar que tan sólo, todo fuese al revés.
Que mi exilio del otro lado del muro blanco,
te haya hecho gigante, de un tamaño abismal.
Imagíname ahora como un insecto,
de metalizadas alas y efímero andar.
Quizás mi corta vida ni siquiera alcanzara,
para cruzar la frontera de nubes y volver a verte.
Quizás, entre dos aleteos de cristal,
mi exoesqueleto se quiebre, y se derrumbe.
Acaso, mi corazón arácnido
diese el brazo a torcer, antes de mirarte por última vez.
En las alturas, entiendo
que no hay nubes ni límites, insectos ni aves
que describan en tan pocos versos,
la magnitud de tu amor.

¡Es increíble!
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Muchisimas gracias!!!
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Qué poesía poderosa, qué empleo del lenguaje, que exaltación de la naturaleza. Enhorabuena, y muchas gracias por compartir tu arte.
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