−¿Nos podemos quedar toda la noche?
−Claro que sí, amor.
−Te prometo que te complaceré en todo lo que desees, en todo lo que hayas imaginado.
−¡Qué rico!
−Nos hacía falta tener un tiempo así, para los dos. Amo a nuestros hijos pero tú sabes lo complicado que es poder tener unas horitas solo para los dos.
−Lo sé, amor.
−¿Quieres que nos bañemos antes, vida? Me quiero tomar ese vino mientras nos metemos en el jacuzzi que está más que tentador. ¿No te parece?
−Sí, amor… pero… ¿Trajiste tu contrato?
−Siempre lo llevo conmigo.
−Revisemos el capítulo de encuentros extemporáneos en espacios no convencionales.
−A ver… déjame y busco. ¿Me sirves un poquito de vino?
−Espera, espera. Primero revisemos que tengo dudas con uno de los parágrafos del artículo treinta y nueve del capítulo seis.
−Ah, pero lo tenías señalado y todo. Cuánta prudencia. Pues mira, el primer parágrafo dice “Artículo treinta y siete. De las interacciones. Dentro del grupo interno, distinguimos la comunicación formal de la informal. La primera corresponde a las líneas rectas continuas y deriva del cargo y las funciones que desempeña el participante. En cambio las líneas discontinuas corresponden a la interacción informal, impredecible y espontánea que se establece entre los participantes”. Tú qué dices, ¿continuas o discontinuas?
−Es lo que no sé. Si miras el artículo doce, parágrafo tres, inciso dos, ahí dice que las continuas pueden cubrir los espacios no relacionales de configuración diversa, y podría ser este el caso, pero no aclara los límites de interacción. Y si miras ahí mismo las discontinuas, no aporta mucho ya que la informalidad está destinada a espacios recreacionales.
−Este lugar es recreacional…
−¡Te hablo en serio! Este “espacio” está definido en el anexo cuatro, sobre las excepciones de espacio y tiempo. Mira, mira, a ver qué dice.
−Vale, pero no te sulfures. A ver. Dice que los espacios recreacionales están determinados por el número de agrupaciones interactuantes, que deben ser mínimo dos y máximo la capacidad del espacio recreacional. Espera que tiene parágrafo… Ah, no. No aporta nada.
−¿Qué aclara?
−Nada, que el espacio puede ser cerrado siempre y cuando cumpla con requisitos climáticos e instalaciones donde puedan participar menores de edad.
−¿Ves? Por eso estoy así. No quiero que un momento a otro aparezca acá la Policía Relacional. ¿Ya te conté de cómo son esos calabozos?
−Ven, cálmate. Fúmate uno. Acá se puede, no te estreses. Estaba revisando el apartado de actividades conjuntas no recreativas paralelas infrecuentes. El artículo sesenta y seis nos cubre y lo podemos mentar en caso de que lo necesitemos.
−Presta. Quiero ver qué dice.
−Tú revisa que yo me voy a bañar.
−¡No te lleves el vino!
−¡Vale! ¡Vale! Ahí te dejo la botella.
−¡Lo sabía!
−¿Qué encontraste?
−Que el parágrafo nueve del artículo setenta y dos deroga el artículo sesenta y seis en los incisos de, e, efe, ge, ele y jota.
−Y… ¿cuál nos afecta?
−El efe y el jota dicen que…
−Habla más duro que no te escucho.
−¡El efe decía que se permitían accesorios sólidos o líquidos para un máximos de dos encuentros infrecuentes paralelos siempre y cuando no infringiera el Código de Salud en el capítulo doce y catorce!
−¿Y ahora qué dice?
−Pues… espera… no encuentro la modificación civil ni la nueva regulación capital en donde… espera que… ¿dónde está?
−¿Me alcanzas la toalla?
−¿Sencilla o doble?
−La sencilla, ¿o también quieres que me cubra?
−Lo único que dice es que no se han publicado actualizaciones sobre la derogación que hicieron de los artículos sesenta y cinco a setenta ya que no ha habido suficiente participación ciudadana.
−Yo tengo pleno compromiso y participación.
−¿Te parece gracioso? Tú que no conoces esos calabozos…
−Tú tampoco los conoces. Ven, ya que estás de cabeza en esos documentos búscate el decreto veinticinco sesenta y nueve de este año.
−¿Ese qué dice?
−Búscalo y te enteras. Mientras, tócame un poquito.
−Espera, espera. ¿Quién publica eso? Ah, sí, la Entidad Controlante. Espera. No molestes.
−Un poquito, amor. Mira que el baño con agüita caliente me puso…
−Sí, sí. Toma mi mano. Muévela a tu gusto. ¡Ajá! Acá está. Oye, ¿tú incluiste los anexos de concatenación y movilidad transfronteriza? Si los pediste eso nos ahorraría todos los problemas que nos pudieran surgir por… ¡Oye! Te dije que no destaparas ese vino.
−¿Qué quieres que haga? ¿Que lo bote? El sistema sanitario nos descubriría de inmediato y tu fantasía con los calabozos se haría realidad.
−¡Qué falta de seriedad la tuya! Presta mi mano que me voy a vestir.
−Espera… ¿no te provoca ni un poquito tenerme así?
−Si no lo tomas en serio, ¿para qué firmas cláusulas participativas sin retribución ni satisfacción externa? ¿Ah? ¿Es que esto te parece que es un chiste? ¿Ah?
−No te pongas así…
−¿¡Es que para ti el sexo es un chiste!? ¡Pues para mí es totalmente serio! ¿Sabes qué? Quédate con tu botella de vino y haz lo que se te antoje.
−Te pido un favor, amor. Déjame los juguetes y échale seguro a la puerta al salir.

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