Qué complicado olvidarte
cuando hasta el mínimo ruido
me recuerda tus silencios.
Qué difícil desterrar
las noches de luces tenues,
las copas de vino tinto,
las vueltas a casa en trenes,
las tardes de bar en bar,
tus «la última y nos vamos»,
las ganas de estar eternas,
mis «no quiero que nos vayamos».
Qué difícil recordar
algún rato sin miradas,
alguna mañana triste,
un mal plan de madrugada.
Será la falta de sueño
o la tierra de por medio,
o quizás la culpa sea
de las fotos que aún conservo.
Será que no puedo hacerlo
o quizás solo no quiero,
pero qué difícil todo
ahora que faltan tus pasos,
qué difícil que la vida
me sonría sin ver tus labios.
Deja una respuesta