La piel es frágil.
La piel como una estructura indefensa que protege.
Que se eriza ante el frío y se yergue ante el miedo.
Que reacciona a todo.
¿Será tu piel más resistente que la mía?
Cuando te pensé a mi lado
un ejército de montículos me plagó entero,
como los hormigueros que inundan el pasto,
luego del aguacero.
Es el cuerpo menos vulnerable por esta armadura.
Pero no es inmune a la palabra. Menos a los besos.
¿Cuánto tardarán los míos entonces, en quitarte la piel?
Si te imagino a mi lado otra vez,
la piel de mis adentros se me anuda.
La funda del estómago y el capuchón de cada hueso;
y eso que tus manos, de madera pulida, no llegaron.
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