Al otro lado de la calle, un gorrión herido
intentó sin suerte saltar de un árbol a otro.
Nunca te preguntaste ¿Cuántas veces
saltan las aves, antes del tronco definitivo?
¿Cuántas veces vamos nosotros, de hogar en hogar,
de persona en persona, de herida en herida,
antes de encontrarnos con el lugar indicado?
Para algunas aves, el camino es firme como una espada
que sólo languidece al ocaso o ante un golpe de piedra.
Para algunas aves, el destino es su semejante.
Y no el nido de barro y sangre, de saliva y madera,
de pluma y fuego que con tanto empeño forjaron.
Para algunas aves, todo es irónicamente más simple.
Bramar hasta perder la razón, batirse a duelo
con ellas mismas (con el reflejo que una ventana devuelve).
Para algunas aves, los humanos somos animales raros.
Si corto una flor y te la llevo esta tarde,
¿Cuántos besos o picotazos me darías?
Decime entonces mujer, a principios de agosto,
cuántas ramas debo llevar a tu nido.
La poética de Kaburrrrrr es tan diáfana, clara, transparente que puede verse a través de sus miradas todo este inmenso cosmos que transitamos. Conmueve
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