Hoy resucitamos
de un letargo,
de un sueño colectivo.
Y qué es este período
sino un tránsito,
un trance, una inflexión.
Soñamos en conjunto
y como individuos;
atrás nuestra particular
Pasión…
Ante la vista: un cambio,
una luz que se abre paso,
titilando tenue y con
un ligero temblor.
Por lo desconocido,
por el miedo, por la sacudida,
por la convulsión.
Tenemos una posibilidad
de olvido, de regeneración,
de obviar este simulacro
de vida. Y vivir.
Sin horror, sin pavor.
Desde luego, sin resquemor.
Se ha movido una losa,
una piedra.
La muerte debe explotar,
explosionar, reventar.
Es preciso.
En nuestras manos
una oportunidad
en todas sus vertientes,
ocasión de dar fruto.
Precisamos una embestida,
un espasmo, una revuelta,
una conmoción.
Dolores inherentes
o indiferentes
que no prevalecen,
extintos.
Como instante efímero:
dolor, que si lo aceptamos
podría mutar, alterarse.
Basta ya de verde
esperanza;
solo la hay en la tierra
y en el cielo.
El verde es putrefacción.
Ahora toca despertarnos,
desentumecernos,
sacudirnos.
Salir de nuestras cápsulas
cerradas, encriptadas
de pereza e inercia.
Enarbolar de fuerza
-y ética- lo que venga,
siendo Lázaros de turno.
Volver a la vida y
su energía.
Luchar, siempre.
Impulsarnos, catapultarnos.
Ahora toca levantarnos.
Carlos Vera
Blog de Carlos
Leer sus escritos
Deja una respuesta