Su grito de guerra anuncia las muertes de las acciones opresoras, el padre dictador, el tío abusador y el jefe avasallador, todos presienten el fin.
Su voz activa los tímpanos de las guerreras, es el llamado a la lucha, el ritmo ancestral del linaje femenino ha despertado y se convierte en movimientos telúricos de cadera carnavalística.
Su canto recoge las voces de hermosas mujeres que cayeron en el foso del monstruo social que no quería que decidieran, orgasmearan o aullaran.
Ahora, el monstruo tiembla porque la Banshee enaltece esas voces que son semillas en el suelo-corazón fértil de las que estamos vivas.
Ella es la primera línea de defensa, activa las danzas y ritos para la diosa interna.
Su copla acaricia nuestro cabello y suelta la alegría
mueve los hombros y caderas para que lideremos el baile
despierta las papilas para que probemos nuevos sabores y colores
estimula el sexo para que seamos dueñas del placer
ella nos glorifica.
La Banshee es la tonada que señala a la manada, clan, tribu, que somos más.
Su aria, nuestra aria es un hechizo transfigurador.

A. Cecilia M. Solano
diariocatartico.blogspot.com
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