¿Qué soy cuando no soy esa que espero ser? ¿Qué soy cuando me opongo a seguir los parámetros ya establecidos? ¿Qué soy cuando me salgo del rol de niña buena y me convierto en la mujer plagada de deseos y de incongruencias? ¿Qué soy cuando queriendo ser luz, me sigue habitando la oscuridad?
A veces me sorprendo siendo una al acostarme y siendo otra al levantarme. A veces soy sumisa y dócil, sonrío y brota de mí agua dulce. Otras veces soy una loba sin amaestrar, y brota de mí a borbotones agua salada que escuece en los ojos del que mira.
Me descubro tantas veces siendo todas al tiempo, siendo un millón de mujeres, coexistiendo todas al fondo de mí unos días en mansedumbre y otros en implacable guerra.
Siendo una o siendo otra, siempre hay una renuncia y las renuncias me despedazan,
¿son la paga por los mordiscos que he dado cuando he permitido que la loba salga a pasear?
¡Dios! Si es que ella no pide permiso araña las paredes, destroza las camisas de fuerza, rompe cadenas y candados… ¡No se deja domesticar!
Por mucho que trato de ser siempre una, las otras siguen dentro de mí y por eso hoy brindo: ¡Por todas las mujeres que me habitan, en especial por las que me han dicho que debo atar! ¡Salud!

Mariana Galviz
@marianagalviz7
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