Yo era para él, el mar, su mar
el abismo
la tentación
el vacío.
Todo en mí lo invitaba a caer
mis vertiginosas olas lo seducían
lo tentaban a sumergirse,
a naufragar.
Pero él siempre tuvo miedo de ceder,
de perderse para siempre en mis profundidades,
de ahogarse y no volver a ver la superficie.
Entonces, desde una sillita en la arena
me observaba
me recitaba poesía
y cuando subía la marea,
no dudaba en mojarse los pies…
¡Éramos los amantes más inocentes de la historia!

Mariana Galviz
@marianagalviz7
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