«Entre yo y la vida hay un vidrio tenue».
Bernardo Soares
El poeta percibe en cada acto un elemento comunicativo de sentido. Su mirada es el puente que trae el hilado necesario para tejer el poema: es costurero de semántica.
Al hilar los versos, el poeta une lo recolectado de esos elementos que a priori, no dicen nada. Un árbol desprende sus hojas y la mirada del escritor teje su semántica invisible.
Sin embargo, cabe destacar que lo oculto no está en el objeto observado, está dentro de sí: el poeta no puede escaparse de su nombre para contemplar el espacio -por oposición o correspondencia- lo visto le concierne.
No podremos decir jamás que leímos a un autor: un elemento interior busca su identidad y ello es lo que devela el sentido del poema.
La sonoridad – oculta detrás de las palabras- fabrica su melodía e irrumpe así el estacionamiento emocional.
Escribir un poema es habitar la estructuración melódica de las palabras para encontrar a alguien más que se identifica en el silencio.

Leandro Salas
@reaccion_literaria
Leer sus escritos


Deja un comentario