
Por: Aurora Hernández
¿Eres amante del terror psicológico, el horror gótico o lo sobrenatural? Estas recomendaciones de cuentos de terror son para ti. Fragmentos de clásicos inmortales que han marcado generaciones y de algunos relatos modernos que reinventan el género. Ideales para lectores adultos que planeen no dormir tranquilos.
1. El corazón delator – Edgar Allan Poe
¡Es cierto! Siempre he sido nervioso, muy nervioso, terriblemente nervioso. ¿Pero por qué afirman ustedes que estoy loco? La enfermedad había agudizado mis sentidos, en vez de destruirlos o embotarlos. Y mi oído era el más agudo de todos. Oía todo lo que puede oírse en la tierra y en el cielo. Muchas cosas oí en el infierno. ¿Cómo puedo estar loco, entonces? Escuchen… y observen con cuánta cordura, con cuánta tranquilidad les cuento mi historia…
Me parece que fue su ojo. ¡Sí, eso fue! Tenía un ojo semejante al de un buitre… Un ojo celeste, y velado por una tela. Cada vez que lo clavaba en mí se me helaba la sangre. Y así, poco a poco, muy gradualmente, me fui decidiendo a matar al viejo y librarme de aquel ojo para siempre.
Publicado por primera vez en enero de 1843 en la revista The Pioneer, este clásico del terror psicológico nos presenta a un narrador que asegura estar cuerdo, pero cuyos actos revelan lo contrario. Obsesionado con el ojo «de buitre» de un anciano, el protagonista comete un crimen… pero la culpa lo persigue con cada latido.
2. La pata de mono – W.W. Jacobs
Perdió la orientación. No encontraba la puerta. Tanteó alrededor de la mesa y a lo largo de la pared y de pronto se encontró en el zaguán, con el maligno objeto en la mano. Cuando entró en el dormitorio, hasta la cara de su mujer le pareció cambiada. Estaba ansiosa y blanca y tenía algo sobrenatural. Le tuvo miedo.
Publicado en 1902, este cuento británico se ha convertido en un referente del terror sobrenatural. La historia gira en torno a un objeto mágico que concede tres deseos… pero a un alto precio.
3. El almohadón de plumas – Horacio Quiroga
Tenía siempre al despertar la sensación de estar desplomada en la cama con un millón de kilos encima. Desde el tercer día este hundimiento no la abandonó más. Apenas podía mover la cabeza. No quiso que le tocaran la cama, ni aún que le arreglaran el almohadón. Sus terrores crepusculares avanzaron en forma de monstruos que se arrastraban hasta la cama y trepaban dificultosamente por la colcha.
Incluido en la colección Cuentos de amor de locura y de muerte (1917), este relato narra la historia de una joven que enferma misteriosamente mientras duerme. Uno de los cuentos de terror cortos más leídos en América Latina.
4. El desentierro de la angelita – Mariana Enríquez
La angelita no parece un fantasma. Ni flota ni está pálida ni lleva vestido blanco. Está a medio pudrir y no habla. La primera vez que apareció creí que soñaba y traté de despertarme de la pesadilla; cuando no pude y empecé a entender que era real, grité y lloré y me tapé con las sábanas.
Parte de la colección Los peligros de fumar en la cama, publicada por primera vez en Argentina en 2009, este cuento relata cómo una niña descubre los restos de una hermana de su abuela enterrados en el jardín familiar, desencadenando eventos inquietantes.
5. Las voladoras – Mónica Ojeda
La vi sentada, rígida, dándole de beber sus lágrimas a las abejas. Pocos saben que las voladoras pueden llorar, y los que saben dicen que las brujas no lloran de emoción, sino de enfermedad. La voladora entró llorando con su único ojo y trajo los zumbidos a la familia.
Publicado en octubre de 2020 por la editorial Páginas de Espuma, este cuento da título a una colección que se inspira en leyendas ecuatorianas sobre mujeres que, en trance, vuelan por las noches sin recordar nada al despertar. Fusiona el terror con el misticismo andino.
6. El horla – Guy de Maupassant
Duermo durante dos o tres horas, y luego no es un sueño sino una pesadilla lo que se apodera de mí. Sé perfectamente que estoy acostado y que duermo. . . lo comprendo y lo sé. . . y siento también que alguien se aproxima, me mira, me toca, sube sobre la cama, se arrodilla sobre mi pecho y tomando mi cuello entre sus manos aprieta y aprieta… con todas sus fuerzas para estrangularme.
Trato de defenderme, impedido por esa impotencia atroz que nos paraliza en los sueños: quiero gritar y no puedo; trato de moverme y no puedo; con angustiosos esfuerzos y jadeante, trato de liberarme, de rechazar ese ser que me aplasta y me asfixia, ¡pero no puedo!Y de pronto, me despierto enloquecido y cubierto de sudor. Enciendo una bujía. Estoy solo.
El Horla es un cuento de Guy de Maupassant, publicado en 1887. Narra, en forma de diario, la progresiva obsesión de un hombre con una presencia invisible que lo domina mental y físicamente. A medida que avanza la historia, el protagonista pierde la noción de la realidad.
7. El huésped de Drácula – Bram Stoker
La última cosa que oí fue esa horrible mezcla de sonidos, pues de nuevo fui aferrado por la gigantesca mano y arrastrado, mientras el granizo me golpeaba y el aire parecía reverberar con el aullido de los lobos. La última cosa que recuerdo fue una vaga y blanca masa movediza, como si las tumbas de mi alrededor hubieran dejado salir los amortajados fantasmas de sus muertos, y éstos me estuvieran rodeando en medio de la oscuridad de la tormenta de granizo.
Publicado en 1914, este cuento de Stoker explora el terror psicológico y lo sobrenatural. La historia sigue a un hombre que, al hospedarse en una misteriosa casa, comienza a experimentar fenómenos extraños relacionados con el mal.


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