Seísmo de sábado

Amanece por la celosía. Tahir entreabre los ojos, todavía rojizos. Se los frota con fruición. Sabe que dentro de un rato le traen a Tomás. Precisa ese rato para volver en sí. De la resaca de sexo soez. Del grosero galope goloso. Pero ese rato no es otra cosa que… la mañana después. Impío vacío.Sigue leyendo «Seísmo de sábado»

Carta a José

Hijo: Te debo tanto. Tengo una lista interminable de sentimientos guardados y de adjetivos para expresarlos, que sólo con besos podría explicarlos. No me alcanzan las poesías para igualar tus dibujos, tus canciones y flores llenas de amor. Tú eres mi obra de arte y contemplarte es un honor. Regálame un millón de “te amos”Sigue leyendo «Carta a José»

Fraterno amor

Entrando en la plaza de comidas del centro comercial, Ismael lleva tomada de la mano a Alicia. Camina rápido, encuentra uno de los últimos lugares libres; ¡qué suerte a esta hora! Tiene la cabeza llena con otros asuntos que no se arreglan tan fácil. —Isma, qué lindo que te queda ese equipo deportivo negro conSigue leyendo «Fraterno amor»

Sufrido pesar

Una necrológica municipal. Un lugar vacío adonde no va nadie. Pero los amigos sí que fueron. Moro les pidió para estar primero él solo. —Déjenlo tranquilo. —Tris sabía que Moro no quería que vieran sus lágrimas. Entró a ese lugar, donde el cajón descubierto lo hizo estallar en llanto. Moro pegó con los puños enSigue leyendo «Sufrido pesar»

Huevito de Pascua

Ese soleado domingo de Semana Santa, Gonzalito se levantó muy temprano. Sentía curiosidad por ese día. Después de todo lo que había oído hablar del huevo y la gallina, de la cigüeña, de chocolates, de festejos, también algo de Jesús (¿el mismo Niñito Jesús de la Navidad?), lo desbordaban la ansiedad y la novelería. HabíaSigue leyendo «Huevito de Pascua»

Sumiso lamento

Moro se desplaza por las piezas, parco, con pereza. En el lecho yace la madre. Hace ya varias semanas que casi no se levanta. Las gastadas manos de india recorren las cuentas del rosario. Los ásperos labios murmuran mensajes mesurados. En el patio vuelan dos colibríes. Buscan el néctar de unas florcitas blancas que crecenSigue leyendo «Sumiso lamento»