Caen sobre la mesa,a ritmo de segundero,pesados librosrepletos de pendientes.Se acumulan como losas de concretoconstruyendo torresaltas como rascacielos. Llega el punto en que la cargaresquebraja la madera,quebrándose las patascual si fueran mondadientes. La escena se derrumbasobre la conciencia,ahora es mi cabezael escritorio de tareas.Aprieto la quijada,para hacer fuerza,punzan en las sienes tantas exigencias. Marea elSigue leyendo «La densa obligación adjunta»