Canto a quien fui, a quien he sido,escribo entre las costillas el poema de mi vida.En la lumbre de la noche angustiada,lo envuelvo en cenizas y lo arrojo al olvido.La muerte hará lo mismo con mi nombre. Isabel Jiménez Rodríguez@isamythsLeer sus escritos
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Como quien besa la muerte
Adiós, amor. Aunque decirte adiósmientras te canto un poemasea tan sucio, hipócrita y rastrerocomo afirmar que ya he dejado de quererte,que en mis vértices no hay huellas de tus besos,que ese gorrión de hilo que tienesen la punta de los dedosno se llama como yo. Me estoy mordiendo el corazón a cada golpe,tú te bebesSigue leyendo «Como quien besa la muerte»
Despertar
La mañana del 1 de noviembre de 1992 desperté escuchando ruidos en mi casa. Bajo la oscuridad alumbrada por la luz blanca fría de la cocina, me dieron la noticia. Miré a mi alrededor. Mi abuela, catatónica; mi tía, nauseabunda; mi hermana, colérica. Familiares, vecinos y amigos me saludaban complacientes y asustados. Entramos con mi hermanaSigue leyendo «Despertar»
Caldo de muerte
Sobre un cuerpo inertedesagua desprecio la lluvia,un charco se forma en su tumba,prepara un caldo de muerte. La tierra se sorbe los jugos,servido el festín de partida.Termina ya el ciclo de vidasaciados por fin los presentes. ¿Será la blancura del huesoacaso el final remitente?A donde vuelva el recuerdo y se asiente,cuando la carne ya estéSigue leyendo «Caldo de muerte»
Nocturnas en San Cristóbal
Te recuerdo sembrado de hormigueros,querido amigo, tu eje vertical,tus altos, tus pendientes siempre tercasque emulaban alcázares de cristosobre los cenagales ya pretéritos. Recuerdo demasiado bien tus noches,la nocturna en tu grava y el horizonte sobrelas colas y los cuerpos de lagarto amputado.Recuerdo demasiado bien tus noches,los heraldos, la muerte conocidaexigiendo mi carne desde la bocaSigue leyendo «Nocturnas en San Cristóbal»
Mi funeral
Parado ahí, ante ese féretro desconocido, no pude evitar tener las reflexiones más crueles y crudas que no deberían ser normales a esta edad. Los asistentes que se acercaban para dar su último adiós no parecían mostrar el mínimo sentimiento de tristeza por quien yacía en el ataúd. Solo los más cercanos eran quienes derramabanSigue leyendo «Mi funeral»
Sobrevolando el infierno
Sobrevuelo las vías de un trena mil metros bajo el sueloy contemplo, absorta,el paisaje de un extenso mar negro. Los canales de Veneciasiempre me parecieron bellos;encuentro la paz en su putrefaccióny en la halitosis de sus gondoleros. El sonido de un violín inunda mi pecho;nadando a mariposa creo estar más cercade la superficie de esteSigue leyendo «Sobrevolando el infierno»
Años
Años y vida, enteros; directos al destierro. Años y vida, sesgados; anclados al recuerdo. Años y vida, relegados a la amnesia, al relevo. Años y vida, descarriados entre descuido y acierto. Poema que forma parte del libro «Tú, yo y el mundo».
Mi rincón favorito
Hace tiempo que no visito este lugar. Siempre me ha gustado venir a pasear. Sentada escuchaba el silencio, calmaba mi alma. No recuerdo por qué dejé de venir. Siempre fue un sitio tranquilo donde nadie me molestaba, en el que podía caminar sola por el laberinto. Pero hoy está de lo más concurrido, aunque todosSigue leyendo «Mi rincón favorito»
La decisión
Estático, inmóvil, con los ojos en blanco, apático, y dócil, en la sombra del duelo, inconsciente y atrapado, durmiendo despierto, en el coma varado, con los párpados de acero, a la frente grapados, en la niebla de un pobre sueño. Desperté como siempre, con la mente apagada, minutos de malestar, párpados pesados, autoestima sucia ySigue leyendo «La decisión»
Corazón aliviado
Hoy murió un amor. No hay nada de qué hablar. No me quiere hablar. Y francamente, yo tampoco. No me inquieta ese silencio. Me agrada, me acalla. No me ametralla. Rebota. Si me insulta, me resbala. Si no hay ningún milagro, pero milagro en serio, esto ya se acaba acá. Pero, ¿y la ilusión? EsaSigue leyendo «Corazón aliviado»
Memento mori
Recuerda que vas a morirtus pulmones son bolsas vacías con fecha de caducidadtus huesos dejarán astillas corroídas por el tiempoy tu carne cultivará miseria para el mundo. Acéptalo con valentíacomo el perro que ha perdido el temor al hombreladrando su rebeldíaa cada transeúnte. Recuerda que perecerástus pasos faltantes ya están contados en cada caminotu vozSigue leyendo «Memento mori»
Elegía a Edith
Ya te has marchado, estrella pasajera,hoy tu nombre se hace eco y te adormece,y mientras tanto la leyenda crece:«murió una gentilísima guerrera». Lloran el viento, el mar y la maderapor la ida de la luz que nos padece,y el recuerdo amoroso que estremecea mi pecho y a mi corazón de fiera. Que triste es recordarteSigue leyendo «Elegía a Edith»
No te imaginas
No te imaginas lo que cuesta perderme en la mirada de alguien más, porque sé que no tengo otro remedio. Buscar en otras pupilas la chispa de alegría que había en las tuyas y no encontrar más que un hueco vacío que se come mis ilusiones como el mejor manjar, enfrentándome a la realidad inauditaSigue leyendo «No te imaginas»
Agosto 19
Yo tenía casi tres años esa madrugada de domingo. Era 22 de abril de 1992, domingo de censo y en mi casa había un velorio. En la capacitación del censo de este año el chiste era hablar del caso de llegar a censar una casa y encontrarse con un velorio. Para el Censo del ‘92Sigue leyendo «Agosto 19»
Una carta de despedida
15 de noviembre del 2019 Chihuahua, México A quien corresponda. Empiezo esta carta alegando por mi propia conciencia mental. La senilidad no me ha alcanzado todavía, si puedo jactarme al respecto. Lúcida como estoy, escribo que como me da mucho miedo morir, me muero ya. No es motivo para estar triste, sino de celebrar miSigue leyendo «Una carta de despedida»
Derrota
Los pasos dieron con el final del camino. El polvo cubrió todos los sentidos. Ella vino contenta, relamiéndose la lengua, con gran porte cabalgaba esgrimiendo su afilada espada. La custodia clamó, las alas destellaron. La tierra se resquebrajó, una fuerte voz respondió. La espada se dobló, esperpéntica caída. El viento arrancó el vestido mostrando lasSigue leyendo «Derrota»
El amanecer
Como tantos años me siento en la amplia terraza con un café con leche. Cuando ya estoy acomodada, sujetando la taza caliente entre mis manos, miro el horizonte e inundando mis pulmones de esa brisa marina, mi mirada se pierde feliz en aquella vista del inmenso mar. Poco a poco va saliendo el sol, comoSigue leyendo «El amanecer»
La heroicidad del moribundo
Max estiraba sus extremidades y el torso ávido de conceder cierta flexibilidad a sus músculos tiesos y rígidos como garrotes. El lecho era suficientemente amplio para ejercitarse al máximo en la dolorosa tarea de desentumecerse. Este rito era necesario para poder poner los pies en la alfombra cochambrosa, que ocupaba el lateral izquierdo de laSigue leyendo «La heroicidad del moribundo»
Simultáneos
Hay un mundo que grita, que llora, que tiembla. Hay un mundo que protesta, que se rebela, que sufre y que sueña. Sí, también sueña, ríe y ama. Hay un mundo que se descubre a sí mismo cada día un poco más y, a veces, se desconoce, se hace daño, se equivoca. Hay un mundoSigue leyendo «Simultáneos»
El tiempo
Me voy a hundir en la penumbra. Hoy me acobardan los pensamientos en el mar del anochecer. Me voy a hundir, me estoy hundiendo en la desesperación. Me estoy perdiendo en el olvido. Me estoy ahogando en medio del ocio y la música, de las noches tristes y solitarias. La oscuridad me abraza y luegoSigue leyendo «El tiempo»
Pasos de rama seca
Contar pasosque no se dan.Pasos muertos de la noche.Pueden volverse a hacersi caminas mil vecespor el mismo sitio.Contar los pasos del sinolvido.Recurrir al olor,a la presencia del día de la muerte,olvidar que revives el siguiente día, y el siguiente, y el siguiente,hasta volver a morir.Anhelando pronto morirun día. Recurrir a la poesía,a la música delSigue leyendo «Pasos de rama seca»
No basta
Tiembla un par de manos en la densidad de la luz. Palpita un corazón humano tan fuerte que mueve el cuerpo, igual que mueve al mar la suavidad del viento. No basta para el hombre la felicidad, porque esa frágil ficción se agota en correspondencia con el tiempo, y las montañas pesadas de la existenciaSigue leyendo «No basta»
Violencia
La violencia tiene sabor a sangre,huele a pólvora, a sudor y miedo,tiene rostros y más de un nombre,se disfraza de fascismo, de guerrilla o de un buen terno. La violencia tiene listas,y caravanas de la muerte,a veces luce escarapelas y medallas,atesora cartas sin remitente,brinda ultimátums, fuego,y acorde de metrallas. La violencia deja rastros indelebles, frasesSigue leyendo «Violencia»
Pertenencia
Pasos cadenciosos y desaliñados llenan la noche. La gente pasea en rebaño, y una dama solitaria sentada con los pensamientos aislados. Ve por la dama, Muerte, pero camina lento. Ve por ella, que, aunque tiene sueños, vos sos uno de esos, pero el más lejano. La hierba se recuesta en el umbral de las fuertesSigue leyendo «Pertenencia»
Desesperación
Doy vueltas por la habitación, parezco una fiera enjaulada. Me siento pero me levanto enseguida como si tuviera un resorte que me hiciera saltar. Me acerco y te miro, sigues igual, no hay ningún cambio. Se me escapa el aire que retenía en los pulmones; no me había dado cuenta de que me estaba ahogando.Sigue leyendo «Desesperación»
Cesar
Al escenario de la vidaentraste sin llamar,marcando tu danzacomo se marca un compás. Susurrante llegaste,con huella firme y delicado roce,sellando un destinoque en un principio se desconoce. Inesperada y punzante,sucedió sin embargo en calma,como si de una vieja compañerase acordara el alma. Y allí,cuando al viaje se le acaba el caminoy a las escaleras losSigue leyendo «Cesar»
La que dijo adiós
Era domingo cuando a Clara se le ocurrió saborear la idea de una despedida. ¿Por qué?, es muy posible que ella nunca se preguntara de dónde salió aquella corazonada, así como tantas otras que le permitían intuir cuál durazno era el maduro, qué niño se iba a caer del árbol o cuál viejito se iba a morir primero. EllaSigue leyendo «La que dijo adiós»
El bolso
La casa llevaba dos meses cerrada. Al abrir la puerta se sorprendió que siguiera guardando el olor al hogar donde se había criado. Olor a ropa recién lavada, a polvos de talco, al fresco de la casa siempre ventilada. Con un nudo en la garganta entró en la cocina esperando encontrarla entre pucheros preparando unSigue leyendo «El bolso»
Pacto
Tengo miedo del eterno deseo de morir algún día, porque es más eterno ese deseo que la vida misma. Miedo de sentirme mortal ahora y quererme inmortal después, cuando la vida ya no pueda defenderse pues el deseo ha sido más fuerte. Sin embargo, siento alivio de la escapada final, del pertinente instante que nos da la vidaSigue leyendo «Pacto»