De nuevo se abre el telón.
Descubre mi pecho,
el escenario que un día estuvo repleto de luces y actores
que a su aire vivían ensayando sus comedias.
No creo que nadie las aplaudiera.
Más que comedias eran tragedias disfrazadas,
de esas que dejan la boca seca
y te cierran los ojos de pura vergüenza,
pues te hacen mirarte en un espejo;
tienes un problema si no te gusta tu reflejo.
Hoy el escenario está vacío,
los focos y los asientos esperan con paciencia,
escuchan lo que se avecina;
vuelven a aporrear las puertas del teatro desde fuera,
rabiosa resuena la madera.
De nuevo comienza la función.



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