El hombre es bueno por necesidad, esa fue la conclusión a la que llegó Nicolas Maquiavelo en su tiempo y la cual comparto en la actualidad. No es la que me gustaría creer, más bien quisiera ser como Rousseau y pensar que el hombre es bueno por naturaleza… De ser así, ¿dónde están las buenas personas?
¿Quedan buenas personas, no? No puedo evitar preguntármelo cuando al mirar a mi alrededor solo veo conjuras, conspiraciones, celos, envidias y traiciones a quemarropa. Cuando al girar la espalda quien te sonreía te clavaba el puñal sin piedad.
¿Existen, no? Personas que entienden que si quieren ser mejor o los mejores los que tienen que superarse son ellos, no ir pisando a los demás, degradándolos, exprimiéndolos para llevarse los halagos o migajas de un depredador superior. De verdad, ¿tan grande es el problema de autoestima de este mundo que habitamos? Lo es, pero leer verdades desesperanza a cualquiera y no es que, precisamente, el mundo ande sobrado de esperanza…
¿Están? ¿En algún lado? Gente con la que durante un segundo puedas bajar el escudo, tan solo para estilar la musculatura, simplemente, personas a las que les quede un mínimo de ética o consciencia o algo que se le parezca. Con quien puedas sonreír sin saber que estás vendiendo tu alma al mismísimo diablo, con quien discutir y avanzar. En otras palabras… Personas con futuro.
He llegado a un punto de plantearme siquiera si aún quedan seres humanos con humanidad, de los que no agachan la cabeza y saben decir sí cuando es sí y no cuando es no. O bien, por el contrario son una especie extinta por la cual solo se pueden encender velas en su honor… Si queda alguno, espero que no se deje corromper y que consiga cambiar las cosas a su alrededor, porque señoras y señores, no será la III Guerra Mundial la que acabe con nosotros… Será nuestro veneno y cuando queramos darnos cuenta, no habrá salvación para nadie ni mucho menos paz.



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