Pasando el arrabal
veía duendes.
Resbalando por los juncos,
invitando a chapotear,
gozando primaveras.
Ánimas sosiegas
ya solo oigo su risa
burlándose de un sueño
colmado hoy en hastío.
Veía duendes de pequeño.


Pasando el arrabal
veía duendes.
Resbalando por los juncos,
invitando a chapotear,
gozando primaveras.
Ánimas sosiegas
ya solo oigo su risa
burlándose de un sueño
colmado hoy en hastío.
Veía duendes de pequeño.
Fresca y juvenil tu grama; Francisco. Es evidente que por tu sangre, la poesía es una de las razones de tu existir. Y es hermoso que así sea, pues alguien dijo por allí «que mientras exista un poeta, el mundo seguirá rodando». Un abrazo.
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Muchas gracias por tu comentario, realmente trato de darle el tiempo necesario a cada poema. En conjunto con los puntos de partida de donde se inspiran, hay también un proceso de quitar y poner palabras, investigar algunas nuevas, probar su musicalidad y plasmar todo de la manera mas original posible. Aprecio que te des el tiempo de comentar, aún hay mucho por aprender, te envío un abrazo.
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Me gusto mucho, sigue así.
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