Desde el instante de ver la luz, estabas a mi lado,
tan pronto la lucha había comenzado.
La fiera y sus arpías,
tenaces luchadoras.
Los aceros danzaban al son de melodías;
unas victoriosas, otras caídas.
Días tormentosos,
la bestia lanza sus rayos,
en cualquier sitio vienen desmayos.
Hoy el jardín emana existencia,
los otros olieron mi triunfo,
mañana el perfume de la ausencia
cubrirá mi mundo.
La niebla de la indiferencia
me oculta a los demás.
Nunca me he ido,
nadie me vio marchar.



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