Por: Miguel Ángel García García
Hablamos con el autor de ‘Hombres de verdad’ (Páginas de Espuma, 2020) y editor en Plaza&Janés, de Penguin Random House
Conversamos con Alberto Marcos, escritor y editor. Alberto ha publicado dos libros: La vida en obras (Páginas de Espuma, 2013) y Hombres de verdad (Páginas de Espuma, 2020). Además, lleva siendo editor en Plaza&Janés, sello del grupo editorial Penguin Random House, desde hace catorce años. Con él hablamos del mundo editorial desde el punto de vista del autor y del editor. También reflexionamos sobre cómo ha afectado la pandemia del COVID-19 a este sector cultural.

Hablamos sobre lo qué está leyendo actualmente y sobre lo que le gustaría leer en el futuro o, dicho de otro modo, sobre lo que se gustaría que se escribiera. Alberto está leyendo bastante en este momento, pero nos destaca dos obras que, además, están íntimamente relacionadas con los momentos que vivimos, a pesar de haber sido escritas con anterioridad a la crisis del coronavirus. Estas obras son: Los Terranautas de T.C. Boyle (Impedimenta, 2020) y The Private Eye, que es una novela gráfica, publicada por Gigamesh.
Respecto a lo que le gustaría leer en el futuro expresa lo mismo que ya habíamos escuchado en anteriores entrevistados: escribir más sobre los cuidados, las emociones, la salud mental y las secuelas no físicas que ha dejado esta crisis. Alberto nos explica que no quiere leer historias sobre el coronavirus o libros en los que sea la trama central, espera que sea únicamente un trasfondo para contextualizar obras. Cree, además, que es mediante el intimismo de la poesía y la invitación a reflexionar que posee este género lo que lo hace el idóneo para ahondar en esas emociones que nos ha dejado el covid.
A continuación abordamos el tema de la compatibilidad entre su labor de editor y de escritor, también la de lector. Sería fácil pensar que entre estas tres vertientes del mundo literario hay cierto trasvase y que los gustos que se tienen en una afectan a lo que se hace en otra. Sin embargo, Alberto nos comenta que él hasta hace bien poco había podido compatibilizar sin problemas el ser editor, escritor y lector, era capaz de compartimentar cada una de esas funciones como si de cajas aisladas se tratase. Tristemente, apunta Alberto, a raíz de comenzar a teletrabajar esa separación y organización se ha disipado, ahora le cuesta cada vez más separar una tarea de otra.
De esa consecuencia pandémica pasamos a charlar sobre el resto de efectos de esta situación en el mundo editorial y literario. Presenta como el primer efecto el cierre de todas las librerías, solamente algunas pudieron hacer envíos a domicilio. Seguidamente, menciona la gran dificultad de publicitar y presentar los distintos libros en un panorama de no presencialidad. El sector entero ha tenido que adaptarse y afrontar desde un nuevo prisma todo lo que antes se hacía en persona. A pesar del cambio drástico en el paradigma editorial, el sector ha sabido adaptarse muy bien y sortear este bache de la mejor forma posible, y esto es extensible a la cultura en su conjunto.
Llegamos al tramo final de nuestra charla y le pedimos a Alberto que nos señale algunos de los fallos o errores que provocan que abandone la lectura de un manuscrito o que acabe rechazado con toda seguridad. Nos apunta dos que a él, particularmente, le molestan bastante: no haberse informado sobre la editorial antes del envío del manuscrito (lo que provoca que se manden obras a sellos que no publican de ese tipo de libro, lo que hace perder tiempo a quien lee) y no presentarlo de una manera correcta o con una buena maquetación, en especial, apunta la importancia de los márgenes, de un interlineado amplio y un tamaño de letra generoso. En resumen, cuidar la forma en la que envías tu obra.
Por último, Alberto aconseja a quien esté comenzando en el mundo de la escritura que lea. Apunta que se encuentra con muchas personas que empiezan a escribir sin haber leído antes, cuando no se puede entender una sin la otra. Para escribir se tiene que leer.