Abro los ojos.
No quiero despertar.
Abro la cerveza.
No quiero sentir.
Abro la puerta.
No quiero salir.
Abro la boca.
No quiero hablar.
Suplicio de la almeja, violada por la vida.
Tanto ruido inútil, tanto vaivén, tantas aspas y tan poco viento.
Al final, florezca o no,
la rosa siempre termina seca.

Roberto Garcés Marrero
@rgmar84
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