Y no hasta luego

Duele. Duele mucho.
Muchísimo. Hasta el tuétano.
Me mantengo con expresión impasible
mientras por dentro me estoy desangrando.
Y mi mente estoica lucha por obstruir
la herida que me has dejado:
de nuevo y como siempre.

Cuesta asumir que soy una letra más
del abecedario de nombres que guardas
en la lista de invitados de ese juego
en el que no sabía que estaba tirando mis dados.

Cuesta asumir que, entre la A y la C
yo siempre seré Z.
Última en tus prioridades
y primera en tu lista cuando Soledad
te llama.
Lo sabías: siempre estaba.
Y lo supe.
Y no lo quise ver.
Pobre de mí que dejé que entraras.
para dejarte ir otra vez.

Esta vez sí:
soy adiós y no hasta luego.
Demasiada vida por delante
es mi verdad.
Tantas historias felices
que he de contar.

Y no. No suplicaré. Por mucho me ladren
estos perros furiosos. Guardianes de mi corazón.
Nada debo. Nada debes.

Llévate la agenda. Llévatela lejos.
Tacha mis iniciales.
Nunca te importaron,
como tampoco te importó
la cicatriz que me has dejado.

May Olivares
Blog de May
Leer sus escritos