Amar es odiar cuando late tan profundo.
Versar sus manos en la ropa
quiebra este hondo dolor;
y después,
abatir relámpagos azules
amaina la tormenta,
son heridas secas.
Las rodillas laten en lágrimas
por las súplicas a los sueños.
Los besos se entremezclan entre suspiros,
¿hay mayor sufrimiento que este?

Elena Díaz G.
@29diazelena
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