Vuelvo sobre mis pasos,
los primeros que di al andar,
me acuesto sobre mi lecho,
y me pongo a caminar.
Al viejo que ahora calla,
su nombre en el bando dirán,
me mirarán como extranjero,
y aun así saludarán.
En la noche eterna recuerdo
que te vi lavando en el río,
que me enamoré en ese instante,
que tu corazón hiciste mío.
En la quietud del día recuerdo
las verbenas, la voz del sereno,
el que me vio besarte
aquel lunar obsceno.
Siguiendo tu voz recuerdo
cómo huimos del pueblo,
como dos amantes rotos,
como dos cobardes locos.
Pensando en tu aroma pienso
en los hijos y los nietos,
en la familia nuestra,
en lo que te echaré de menos.
Ahora callo, callo y veo
en mi sepulcro de silencio,
en mi cajita con flores,
en la pared del cementerio.
Recuerdos de la infancia,
claros como el cielo,
es lo que más evoco,
y es mi único consuelo.
Pantalones cortos,
zapatos nuevos,
columpios, hierba,
el primer beso.
Sorpresas, pompas de jabón,
ruido
y silencio, el rechazo
del primer amor.
La vida me quitó mi pueblo,
y allí volví, volví allí a morir,
en el último viaje
del joven que una vez fui.

Cynthia Calani
@cynthia.calani
Leer sus escritos


Deja un comentario