Se abren las puertas
como en una pintura
abstracta de Soledad
y emerjo rodeada de gente.
Mis imaginaciones se confunden
con el ajetreo; envuelta y distraída,
hurgo el interior de mi bolso:
La medida de la circunferencia
de un sol minúsculo.
El resto se aleja por las escaleras mecánicas
y en el paso subterráneo pregunto: ¿Qué hago aquí?
Qué grave es ver la sombra que tizna de oscuridad
y hace difícil el autoconocimiento del propio ser.
El guardia de seguridad me observa:
«Yo soy un cuadro de Venus desnuda».

Miriam González
@mer_adonai
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