Un dulce murmullo de mirada
con aroma a tristeza
delata
mil y una noches de amor,
al genio entrañable
poseído en aquellos cuerpos forajidos
disueltos en uno,
galopantes
sedientos
inquietos.
Has de sentir tanta melancolía
en ese abrir y cerrar de ojos
(lo sé)
¡Cuánto has de extrañar nuestro sendero del amor,
en aquel paraíso perdido!



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